domingo, 25 de agosto de 2013

Ideas inconexas.

A veces,
las estaciones no entienden de horarios,
ni los trenes de semáforos en rojo;
y los objetos olvidados me miran con envidia
porque vuelven a ser los únicos perdidos en esta terminal de vida.

A veces, es decir, cuando me cruzo contigo.

La brisa levanta los ánimos en vez de las faldas
después de todo este tiempo sin aire.
No me reproches que ahora quiera esnifar tu aliento.

El mundo se ha vestido del revés
para meterse en la cama y soñar contigo,
que llevas demasiado tiempo dormido.

Siempre amanecía cuando apagabas la luz.
Ven, que se me agotan los días.

No entraste por la puerta de atrás,
alunizaste de frente,
y no sé qué hacer con el montón de cristales rotos.
Pero no importa,
piso las nubes cuando sonríes
con cara de no haber roto una ventana,
sino veinte corazones.

Estás perdido entre los labios de mi boca
y la boca de mi estómago,
y yo no encuentro una salida que no sea vomitarte al suelo,
para dejar de boxear con las mariposas de allá adentro.

No necesito a alguien valiente a mi lado,
necesito a alguien que sienta el mismo miedo que yo
a las ideas inconexas de un sábado desterrado.

Te necesito a ti...
aunque estés lejos.

1 comentario: