miércoles, 19 de junio de 2013

Alma de felicidad masiva.

A Raquel,
mi alma de felicidad masiva.


Ella es toda una princesa,
por la que perder la cabeza,
las bragas
y la vergüenza,
e incluso perderme a mí misma
buscando ese maldito zapato
si dice que lo ha perdido
de fiesta en cualquier verbena.

En mis mejores recuerdos
sentada reina
en tu trono de plástico: una silla de Ikea,
luciendo joyas de bolitas y cordeles:
pulseras y cocodrilos rosas, azules y verdes.

Cuando camina por la calle,
convierte en súbditas las retinas;
y de besos se alfombran las esquinas
para que no se arañe cuando pase.

Es de la corte por fuera,
pero por dentro es plebeya:
no entiende de mandatos ni cadenas;
solo quiere volar libre
y que tú vueles con ella.

Y si alguna vez recorta alas,
sentada en cualquier acera,
lo hace porque no hay plumas que valgan,
si no es el corazón el que se eleva.      



Ella es un salvavidas
con el que no me importaría hundirme.


“Ella solo tiene miedo al miedo,
y hasta el miedo
la amaría.”
Carlos Salem


“Que la he visto volar
por encima de poetas
que valían mucho más que estos dedos.”
Escandar Algeet


miércoles, 12 de junio de 2013

Vivir. Con la v de valiente.

A una muchacha de ojos tristes.

-La puta de la vida
te firma con su inicial
la v de valiente
todos sus tatuajes.-



A gritos se rompió el cristalino de tus ojos
y
viste
el
mundo
en
fragmentos,
se congeló la sangre de tus venas
como aristas te perforaron los recuerdos,
y tus manos se vistieron de despojos
para enlazarse con la pena.

El rápido paso del tiempo
se convirtió en una condena perpetua.

Para renacer el miedo
se bautizó en tus lágrimas
con tu nombre y apellidos
y para darte las gracias,
te abrió las entrañas
sin tener que usar cuchillos.

Dejaste de ser tú misma
para engañar a los espejos
y vomitar sonrisas podridas
en un acto reflejo.

Pero no estás sola
estás conmigo,
y juntas podemos elegir
a qué temor pegarle un tiro.

Aunque hayamos caído
podemos levantarnos
la una con la otra
y borrarnos con abrazos
las heridas del camino.

Si dejamos de ver
la luz que destilamos,
podemos frotarnos los ojos
con una estrella para alumbrarnos.

Y si nos entra el miedo
al borde del precipicio,
podemos recordarnos
que más vale tu mano en mi mano
y nosotras dos volando.



lunes, 3 de junio de 2013

Felicidad de alta calidad.

Tal vez no sea la primera mujer del mundo,

pero para alguien es la única.

Ella simplemente estaba,
como están las estrellas allá arriba,
pero aquí abajo,
y he sentido el desconsuelo de las más fugaces
que se han quitado el brillo a mediodía.

Desafiaba al mundo con las manos en alto,
guerrera que carga las metralletas con margaritas,
capaz de guiar contigo al ejército más valiente del mundo,
formado por un par de cadetes,
dos gatos
y tres o cuatro bichos palo.

Con esa sonrisa,
la sonrisa de alguien que espera todo de la vida
mientras simplemente espera a que le saques una foto,
por poco no me enamoro yo y te quito el puesto.

Que no te extrañe,
si en esos ojos he tirado todos los puzzles,
porque nada encaja como sus pupilas con las tuyas.

He visto a la felicidad encerrada en su cara,
sufrir un síndrome de Estocolmo terrible
y no querer salir,
a pesar de los golpes de la vida.

Y la entiendo,
porque renace
cada día
de ese uno para el otro:

Ella,
entre miles de colores,
sobresaliendo en primavera,
y tú,
suspendiendo en el intento
de no hacer su risa eterna
en un instante
pixelado.

domingo, 2 de junio de 2013

El mayo en que asesiné a las flores.

Dedicado a la primavera,
que me coloca malas metáforas en la cabeza
y se deja la belleza tirada por todas partes.


Primavera,
ya no me engañas
ni con todo tu artificio:
ahora ya sé que las amapolas
nacen de pintar a besos
las margaritas muertas
con el rojo de sus labios.

   Lo sé,
 porque asesiné
a todas las que osaron
            decirle
en medio de la duda,
“no te quiere”.


Siempre te (d)escribo con metáforas
en un intento de que la tinta no nos salpique,
como la mierda,
como la sangre,
como la lluvia,
como la vida.

Pero detrás de la aparente calma,
siempre se forja una tormenta,
y en los charcos de la acera,
puedes nadar en un océano.

Y estoy cansada de que todas los diluvios
estallen en mis ojos
en vez de bañarnos en la calle
cuando estemos sin paraguas.

Por eso,
hoy te digo que te quiero.
Y si me mancho escribiendo esto,
mejor,
me comí el mundo
y mereció la pena.

Te quiero,
y quien no lo haga,
que tire la primera piedra…
(con certera puntería a su cabeza)
y me preste el resto
para tropezarme siempre contigo.

Te quiero
en cada segundo
de todo el tiempo del mundo
y en cada milímetro
que no quiero que nos separe.

Te quiero,
cuando sonríes
                                                                 aires

                                                 los

                           por
y me vuelas


aunque

luego


 la caída

                           sea
                                     tan 
                                              libre
                                                       como
                                                                 el
                                                                      vuelo,


o cuando me enseñas de la mano
que volar bajo
 por mí misma
también es volar,
y que el mérito está en despegar del miedo
y no en alcanzar ninguna cumbre.

Desde que te quiero
no soy mejor ni peor persona:
soy yo,
eso que nunca he sido,
con los mismos abismos
y los mismos vértigos
al asomarme a ellos;
soy la misma
pero radicalmente distinta:
soy yo… contigo
y, por tanto, más feliz.

Te quiero,
y si te odio a veces,
es porque te quiero.

Te quiero,
y es solo consecuencia de circuitos neuronales
(incorrectos)
de igual forma
que los colores
que visten la vida
dependen de un flash en la retina.

Te quiero
porque sí,
y no por ser así de simple,
deja de ser hermoso.

Ya no sé,
si te he dicho que te quiero,
porque se me han emborronado las palabras
al salirme a borbotones
del margen establecido.

                                                                                                                    
[Sécate cuando hayas cerrado estas palabras
con un clic o bajo llave,
porque incluso lo bonito,
sin darte cuenta,
te empapa
cuando no quieres mojarte.]